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  • Tú santificarás el pecho de la presentación y la pierna de la ofrenda, es decir, la parte presentada y ofrecida del carnero inmolado con motivo de la investidura de Aarón y de sus hijos. (Exodo 29, 27)

  • de cincuenta centímetros de largo por cincuenta de ancho, es decir, cuadrado. Tendrá un metro de alto. Sus cuernos formarán una sola pieza con él. (Exodo 30, 2)

  • para que en ella se laven los pies Aarón y sus hijos. (Exodo 30, 19)

  • Se lavarán las manos y los pies, para no morir. Este es un decreto irrevocable para Aarón y sus descendientes, a través de las generaciones. (Exodo 30, 21)

  • como para labrar piedras de engaste, tallar la madera o hacer cualquier otro trabajo. (Exodo 31, 5)

  • Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés, en la montaña del Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios. (Exodo 31, 18)

  • ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: ‘Él los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra’?. Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. (Exodo 32, 12)

  • Cuando Moisés estuvo cerca del campamento y vio el ternero y las danzas, se enfureció, y arrojando violentamente las tablas que llevaba en sus manos, las hizo añicos al pie de la montaña. (Exodo 32, 19)

  • Luego el Señor le dijo: "Aquí a mi lado tienes un lugar. Tu estarás de pie sobre la roca, (Exodo 33, 21)

  • El Señor dijo a Moisés: "Talla dos tablas de piedra iguales a las primeras, y yo escribiré en ellas las mismas palabras que estaban escritas en las que tú rompiste. (Exodo 34, 1)

  • Moisés talló dos tablas de piedra iguales a las primeras, y a la madrugada del día siguiente subió a la montaña del Sinaí, como el Señor se lo había ordenado, llevando las dos tablas en sus manos. (Exodo 34, 4)

  • Antes bien, derriben sus altares, destruyan sus piedras conmemorativas y talen sus postes sagrados. (Exodo 34, 13)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina