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El Vestíbulo que estaba al frente, cuya longitud cubría todo el ancho de la Casa, era de diez metros, y tenía una altura de sesenta metros. Además, lo recubrió por dentro de oro puro. (II Crónicas 3, 4)
Hizo asimismo el recinto del Santo de los santos: su longitud, que cubría todo el ancho de la Casa, era de diez metros, y tenía diez metros de ancho. Y lo revistió con seiscientos talentos de oro fino. (II Crónicas 3, 8)
Las alas de los querubines medían diez metros de largo: un ala del primer querubín, de dos metros y medio, tocaba el muro de la Casa; la otra ala, de dos metros y medio, tocaba el ala del otro querubín. (II Crónicas 3, 11)
Así, las alas desplegadas de los dos querubines medían diez metros. Ellos estaban erguidos sobre sus pies, con el rostro vuelto hacia el interior. (II Crónicas 3, 13)
Salomón hizo un altar de bronce, de diez metros de largo, diez de ancho y cinco de alto. (II Crónicas 4, 1)
Debajo del borde, todo alrededor, había unas figuras de toros -diez cada cinco metros- que rodeaban todo el contorno del Mar; había dos hileras de toros, fundidos con el Mar en una sola pieza. (II Crónicas 4, 3)
También hizo diez recipientes para el agua; los colocó cinco a la derecha y cinco a la izquierda, para las abluciones; en ellos se lavaba lo que servía para el holocausto, pero los sacerdotes hacían su abluciones en el Mar de bronce. (II Crónicas 4, 6)
Hizo asimismo los diez candeleros de oro, conforme al modelo prescrito, y los puso en la nave central, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. (II Crónicas 4, 7)
Hizo diez mesas y las colocó en la nave central, cinco a la derecha y cinco a la izquierda. Hizo cien copas de oro. (II Crónicas 4, 8)
los diez soportes y los diez recipientes sobre los soportes; (II Crónicas 4, 14)
Abías se fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en la Ciudad de David. Su hijo Asá reinó en lugar de él. En tiempos de este el país gozó de paz durante diez años. (II Crónicas 13, 23)
Amasías se sintió fuerte y avanzó al frente de sus tropas hasta el valle de la Sal, donde mató a diez mil hombres de Seír. (II Crónicas 25, 11)