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  • Las promesas fueron hechas a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como si se tratara de muchos, sino en singular: y a tu descendencia, es decir, a Cristo. (Gálatas 3, 16)

  • Ustedes que quieren someterse a la Ley, díganme: ¿No entienden lo que dice la Ley? (Gálatas 4, 21)

  • Porque dice la Escritura: ¡Alégrate, tú que eres estéril y no das a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no conoces los dolores del parto! Porque serán más numerosos los hijos de la mujer abandonada que los hijos de la que tiene marido. (Gálatas 4, 27)

  • Pero dice la Escritura: Echa a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no va a compartir la herencia con el hijode la mujer libre. (Gálatas 4, 30)

  • Por eso dice la Escritura: Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres. (Efesios 4, 8)

  • porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso se dice: Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará. (Efesios 5, 14)

  • Porque dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla, y también: El obrero tiene derecho a su salario. (I Timoteo 5, 18)

  • Pero el sólido fundamento que Dios ha establecido permanece inconmovible, y la inscripción que le sirve de sello dice: El Señor conoce a los suyos, y: El que invoca el nombre del Señor, que se aparte de la iniquidad. (II Timoteo 2, 19)

  • Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren. (Hebreos 1, 6)

  • En cambio, a su Hijo le dice: Tu trono, Dios, permanece para siempre. El cetro de tu realeza es un cetro justiciero. (Hebreos 1, 8)

  • Acerca de esto, hay un testimonio que dice: ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que te ocupes de él? (Hebreos 2, 6)

  • cuando dice: Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos, te alabaré en medio de la asamblea. (Hebreos 2, 12)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina