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Entonces el rey le preguntó: "¿Queda todavía alguien de la casa de Saúl, para que yo pueda cumplir con él el compromiso de fidelidad contraído ante Dios?". Sibá respondió al rey: "Queda todavía un hijo de Jonatán, que es lisiado de ambos pies". (II Samuel 9, 3)
Y ahora toda la familia se ha levantado contra tu servidora, diciendo: ‘Entrega al fratricida; vamos a darle muerte para vengar al hermano que él asesinó y acabar así con el heredero’. De esta manera apagarán la brasa que aún me queda, privando a mi marido de un nombre y un sobreviviente sobre la faz de la tierra". (II Samuel 14, 7)
Pero el Ángel del Señor volvió otra vez, lo tocó y le dijo: "¡Levántate, come, porque todavía te queda mucho por caminar!". (I Reyes 19, 7)
Ben Hadad le mandó a decir: "Que los dioses me castiguen, si queda bastante polvo en Samaría para que cada uno de mis hombres recoja un puñado". (I Reyes 20, 10)
Pero Josafat insistió: "¿No queda por ahí algún profeta del Señor para consultar por medio de él?". (I Reyes 22, 7)
El rey de Israel dijo a Josafat: "Sí, queda todavía un hombre por cuyo intermedio se podría consultar al Señor. Pero yo lo detesto, porque no me vaticina nada bueno, sino sólo desgracias: es Miqueas, hijo de Imlá". "No hable el rey de esa manera", replicó Josafat. (I Reyes 22, 8)
El rey dijo: "Que Dios me castigue si Eliseo, hijo de Safat, queda hoy con la cabeza sobre el cuello". (II Reyes 6, 31)
Por eso, dígnate bendecir la casa de tu servidor, para que ella permanezca siempre en tu presencia; porque lo que tú has bendecido, Señor, queda bendito para siempre". (I Crónicas 17, 27)
Pero Josafat insistió: "¿No queda por ahí algún profeta del Señor para consultar por medio de él?". (II Crónicas 18, 6)
El rey de Israel dijo a Josafat: "Si, queda todavía un hombre por cuyo intermedio se podría consultar al Señor. Pero yo lo detesto, porque nunca me vaticina nada bueno, sino sólo desgracias: es Miqueas, hijo de Imlá". "No hable el rey de esa manera", replicó Josafat. (II Crónicas 18, 7)
Entonces Secanías, hijo de Iejiel, de los hijos de Elám, dijo a Esdras: "Hemos traicionado a nuestro Dios, al casarnos con mujeres extranjeras de la gente del país. A pesar de esto, todavía queda una esperanza para Israel. (Esdras 10, 2)
porque Jerusalén será reconstruida, y también su Templo por todos los siglos! ¡Feliz de mí, si queda alguien de mi descendencia para ver tu gloria y celebrar al Rey del cielo! Las puertas de Jerusalén serán hechas de zafiro y esmeralda, y todos sus muros, de piedras preciosas; las torres de Jerusalén serán construidas de oro, y sus baluartes, de oro puro. Las calles de Jerusalén serán pavimentadas de rubíes y de piedras de Ofir; (Tobías 13, 17)