1. ¡Ay de ti, devastador, que no has sido devastado; ay de ti, saqueador, que aún no has sido saqueado! Cuando termines de devastar, serás tú devastado; cuando termines de saquear, serás saqueado.





“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina