24. Así tuvieron que suspender la reconstrucción del templo del Señor en Jerusalén, que no pudo ser reanudada hasta el año segundo del reinado de Darío, rey de Persia.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina