11. También te pertenecerá la ofrenda reservada de todo lo que los israelitas den a mecer; te lo doy a ti y a tus hijos y a tus hijas por decreto perpetuo. Cualquiera que esté puro en tu casa lo podrá comer.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina