25. Yo les reprendí y les maldije, hice azotar a algunos de ellos y arrancarles los cabellos, y los conjuré en nombre de Dios: «¡No debéis dar vuestras hijas a sus hijos ni tomar ninguna de sus hijas por mujeres ni para vuestros hijos ni para vosotros mismos!





“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina