10. Así lo hicieron ellos, y salió Judit con su sierva. Los hombres de la ciudad la siguieron con la mirada mientras descendía por la ladera, hasta que llegó al valle; y allí la perdieron de vista.





“Nossa Senhora está sempre pronta a nos socorrer, mas por acaso o mundo a escuta e se emenda?” São Padre Pio de Pietrelcina