Bible Catholique
 

II Crónicas, 1

5. El altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba también allí delante de la Morada de Yahveh. Fueron, pues, Salomón y la asamblea para consultarle.

Versets liés à II Crónicas, 1:

2 Crónicas 1 informa el ascenso de Salomón al trono de Israel y su solicitud de sabiduría a Dios. Salomón ofreció sacrificios a Dios en Gibeom y fue bendecido con sabiduría y riquezas. También hizo alianzas con otros reyes y caballos y carruajes acumulados.

Proverbios 2:6 - "Porque el Señor otorga sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la comprensión". Salomón le pidió sabiduría a Dios en 2 Crónicas 1:10, y este versículo muestra que la sabiduría proviene de Dios.

Proverbios 8:10 - "Recibe mi enseñanza y no plata; elegí conocimiento, no riqueza". Salomón ha acumulado riquezas en 2 Crónicas 1:14-15, pero este versículo enfatiza la importancia del conocimiento por encima de la riqueza.

1 Kings 10:28-29 - "Los caballos importados de Egipto cuestan seiscientos shekels de plata, y los caballos Carquemis y Siria, que Solomon compró, costó aún más. Fueron comprados a través de los comerciantes de Reis y los gobernadores de la región. " 2 Crónicas 1:16 menciona que Salomón tenía muchos carruajes y caballos, y este versículo muestra el costo de estos animales.

Salmo 20:7 - "Algunos confían en los autos y otros en los caballos, pero confiamos en el nombre del Señor, nuestro Dios". Salomón tenía muchos carruajes y caballos en 2 Crónicas 1:14-15, pero este versículo enfatiza la importancia de confiar en Dios, no en las cosas materiales.

1 Reyes 3:12 - "Por lo tanto, te concederé sabiduría y conocimiento, y también te daré riquezas, bienes y honor, como ningún rey antes de que tuvieras y ninguno después de que tengas". Dios concedió la sabiduría y riquezas de Salomón en 2 Crónicas 1, y este versículo muestra que esta bendición le fue prometida antes en 1 Kings 3.





“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina