Bible Catholique
 

I Macabeos, 13

47. Simón se reconcilió con ellos y no les atacó, pero les echó de la ciudad y mandó purificar las casas en que había ídolos. Entonces entró en ella con himnos y bendiciones.

Versets liés à I Macabeos, 13:

El Capítulo 13 de 1 Macabeos continúa la narrativa de la guerra entre Judas Macabeo y los enemigos del pueblo de Israel. En este capítulo, Judas lidera una batalla contra las tropas del rey Antíoco y tiene éxito en derrotarlos. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas abordados en 1 Macabeos 13:

2 Macabeos 15:22-23: "Al estar tan felices, pasaron la noche en el campo. Y al día siguiente, cerca del mediodía, marcharon a la fortaleza". Estos versos muestran la alegría del pueblo de Israel después de la victoria de Judas y la continuación de la batalla contra el enemigo.

Isaías 41:10: "No tengas miedo, porque estoy contigo; no te persigas, porque yo soy tu Dios; te fortalezco y te ayudo, y te apoyo con mi fiel mano derecha". Este versículo muestra la confianza de Judas en Dios y cómo confiaba en su ayuda para superar a sus enemigos.

2 Samuel 22:33: "Dios es mi fortaleza y mi fuerza, y él me disgusta perfectamente a mi manera". Este versículo también muestra la confianza de Judas en Dios y cómo creía que Dios lo ayudaría en sus conflictos.

Salmo 144:1: "Bendito sea el Señor, mi roca, que enseña mis manos a la batalla y mis dedos a la guerra". Este versículo muestra cómo Dios prepara a su pueblo para la batalla y cómo es alabado por ello.

Efesios 6:11: "Agrupación de toda la armadura de Dios, para que puedas ser firme contra la astuta astucia del diablo". Este versículo muestra la importancia de la preparación espiritual para la batalla y lo importante que es tener una armadura fuerte para luchar contra enemigos espirituales.





“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina