Lucas, 4
26. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
26. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
En Lucas 4, Jesús es tentado por el diablo en el desierto y comienza a su fiscal en Galilea. El capítulo también presenta el rechazo de Jesús en su ciudad natal, Nazaret, y su enseñanza y curación en Capernaum.
Deuteronomio 6:13 - "Temerás al Señor tu Dios, y solo servirás, y jurarás por su nombre". Jesús cita este versículo en respuesta a una de las tentaciones del diablo, donde le ofrece a Jesús todos los reinos del mundo a cambio de adoración. Jesús responde que solo Dios debe ser adorado y servido.
Isaías 61:1 - "El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido a predicar buenas noticias a los pobres. Me envió a sanar a los roto del corazón para proclamar la libertad a los cautivos y la liberación de la oscuridad a los prisioneros " Jesús cita este versículo cuando anuncia que él es el cumplimiento de la profecía de Isaías de un Mesías enviado para liberar y sanar.
Isaías 42:7 - "Abrir los ojos de los ciegos, eliminar a los cautivos y la cárcel a quienes yacen en la oscuridad". Jesús también es citado por Jesús para explicar su misión de liberar a aquellos que están espiritualmente cautivos.
Salmo 91:11-12 - "Porque sus ángeles te darán órdenes para que puedan mantenerte en todos tus sentidos. Te apoyarán en tus manos, que no te topas en una piedra". El diablo cita este versículo al intentar Jesús para saltar del pináculo del templo para demostrar que Dios lo salvaría. Jesús responde que no debe intentar al Señor su Dios.
Isaías 53:4 - "Realmente se tomó nuestra enfermedad sobre sí mismo y llevó nuestros dolores; y lo reputamos por angustia, herido a Dios y oprimido". Lucas cita este versículo para explicar cómo la curación de Jesús era una forma de cumplir con la profecía mesiánica de Isaías 53:4 que el Mesías llevaría las enfermedades y los dolores de su pueblo.
“É preciso amar, amar e nada mais”. São Padre Pio de Pietrelcina
