50. Como el Señor lo había ordenado, le asignaron la ciudad que él pidió, es decir, Timnat Séraj en la montaña de Efraím. Él la reedificó y se estableció en ella.





“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina