Bible Catholique
 

Exodo, 23

28. Haré cundir el pánico delante de ti, y él pondrá en fuga delante de ti al jivita, al cananeo y al hitita.

Versets liés à Exodo, 23:

Éxodo 23 presenta una serie de leyes y mandamientos dados por Dios a Moisés para ser seguido por el pueblo de Israel. Los temas cubiertos incluyen justicia, solidaridad, adoración a Dios y la importancia de seguir sus leyes. Los siguientes son cinco versos relacionados con estos temas:

Levítico 19:15: "No cometerás una injusticia en el juicio. No favorecerás a los pobres, ni serás complicado con el Grande; con la justicia juzgarás a tu vecino". Este versículo habla sobre la importancia de la justicia en la toma de decisiones y los juicios, un tema abordado en Éxodo 23.

Deuteronomio 16:20: "Solo seguirás la justicia, para que la tierra pueda vivir en herencia que te da al Señor tu Dios". En este versículo, Dios instruye al pueblo de Israel a seguir la justicia como un medio para obtener la vida eterna y la bendición de la tierra prometida, que está alineada con el tema central de Éxodo 23.

Levítico 19:18: "No te vengarás ni te quedarás con ira contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a él mismo. Soy el Señor". Este versículo enfatiza la importancia de la solidaridad y el amor al vecino, algo que se enfatiza en varias partes del Éxodo 23.

Salmos 100:4: "Ingrese a sus puertas con Acción de Gracias y en su Atria con alabanza; te due las gracias y bendiga tu nombre". Este versículo habla sobre la importancia de adorar a Dios y expresar su gratitud por sus bendiciones, algo que se menciona en Éxodo 23:14-19.

Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo habla sobre la importancia de confiar en Dios y seguir sus caminos, algo que se enfatiza en Éxodo 23:20-33, donde Dios promete guiar y proteger a las personas de Israel en su viaje a la tierra prometida.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina