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  • Dios dijo a Noé: "He decidido acabar con todo ser viviente, porque la tierra está llena de violencia por culpa de los hombres. Voy a exterminarlos a todos ellos juntamente con la tierra. (Génesis 6, 13)

  • Yo voy a enviar sobre la tierra un diluvio de aguas para destruir a todo ser viviente que hay bajo el cielo. Todo cuanto hay sobre la tierra morirá. (Génesis 6, 17)

  • Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo voy a dar". (Génesis 13, 17)

  • Yo voy a buscar un bocado de pan, y así os repondréis antes de pasar adelante, ya que habéis pasado cerca de vuestro siervo". Ellos respondieron: "Haz como has dicho". (Génesis 18, 5)

  • Pero el Señor dijo a Abrahán: "Por qué se ha reído Sara diciéndose: ¿Podrá ser verdad que voy a ser madre siendo tan vieja? (Génesis 18, 13)

  • El Señor se decía: "¿Ocultaré yo a Abrahán lo que voy a hacer, (Génesis 18, 17)

  • Voy a bajar a ver si realmente han obrado o no según las quejas que han llegado hasta mí; lo voy a comprobar". (Génesis 18, 21)

  • Abrahán volvió a decir: "No se irrite mi Señor. Voy a hablar por última vez. A lo mejor sólo hay diez". Y el Señor respondió: "No la destruiré en consideración a esos diez". (Génesis 18, 32)

  • Escuchad: Yo tengo dos hijas vírgenes; os las voy a sacar fuera, y haced con ellas lo que queráis; pero no hagáis nada a estos hombres, puesto que han entrado a la sombra de mi tejado". (Génesis 19, 8)

  • Él respondió: "Te voy a hacer ese favor; no destruiré la ciudad de que me has hablado. (Génesis 19, 21)

  • La joven a quien yo diga: Baja tu cántaro para que beba yo, y que me responda: Bebe, y voy a dar también de beber a tus camellos, ésa será la que tú has destinado a tu siervo Isaac; en esto conoceré que has mostrado tu amistad con mi amo Abrahán". (Génesis 24, 14)

  • Labán respondió: "¿Qué he de darte?". Y Jacob le dijo: "No tendrás que darme nada. Si haces lo que voy a proponerte, volveré a apacentar tus ovejas. (Génesis 30, 31)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina