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  • Ellos le respondieron: "¡Quítate de ahí!". Y se decían: "Éste vino aquí como emigrante, y quiere constituirse en juez; haremos contigo peor que con ellos". Le empujaron violentamente y trataron de romper la puerta. (Génesis 19, 9)

  • Los dos hombres dijeron a Lot: "¿Quién hay aquí todavía de los tuyos? Yernos, hijos e hijas y todos los tuyos que estén en la ciudad, sácalos de este lugar, (Génesis 19, 12)

  • Lot fue a hablar con sus futuros yernos, los que se iban a casar con sus hijas, y les dijo: "Levantaos y salid de este lugar porque el Señor va a destruirlo". Pero ellos creían que estaba bromeando. (Génesis 19, 14)

  • Al despuntar el alba, los ángeles instaban a Lot diciéndole: "Levántate, toma contigo a tu mujer y a tus dos hijas que se encuentran aquí, no sea que perezcas por culpa de la ciudad". (Génesis 19, 15)

  • Tu siervo ha hallado gracia a tus ojos y has mostrado gran misericordia para conmigo conservándome la vida. Pero yo no puedo llegar a la montaña sin que antes me alcance el castigo y muera. (Génesis 19, 19)

  • ¡Pronto! Escápate allá, porque yo no podré hacer nada hasta que tú no hayas llegado". Por eso aquella ciudad se llama Soar. (Génesis 19, 22)

  • La mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal. (Génesis 19, 26)

  • Lot subió de Soar y se estableció en la montaña, y con él también sus dos hijas, porque tuvo miedo de quedarse en Soar; se instaló en una cueva con sus dos hijas. (Génesis 19, 30)

  • Al día siguiente, la mayor dijo a la menor: "La noche pasada dormí yo con mi padre; emborrachémosle también esta noche y te acuestas tú con él, y así tendremos descendencia de nuestro padre". (Génesis 19, 34)

  • La mayor tuvo un hijo, y le llamó Moab; es el padre de los actuales moabitas. (Génesis 19, 37)

  • También la menor tuvo un hijo, y le llamó Ben Ammí; es el padre de los actuales amonitas. (Génesis 19, 38)

  • De allí Abrahán partió hacia el Negueb, y se detuvo entre Cades y Sur; después se instaló en Guerar. (Génesis 20, 1)


“Os talentos de que fala o Evangelho são os cinco sentidos, a inteligência e a vontade. Quem tem mais talentos, tem maior dever de usá-los para o bem dos outros.” São Padre Pio de Pietrelcina