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Se acerca el día en que yo cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de suerte que ninguno llegará a viejo en tu casa. (I Samuel 2, 31)
Samuel hizo que se acercasen todas las tribus de Israel, y fue designada por suerte la tribu de Benjamín. (I Samuel 10, 20)
Hizo acercarse a la tribu de Benjamín, por clanes, y fue designado por suerte el clan de Matrí. La suerte cayó, finalmente, sobre Saúl, hijo de Quis. Lo buscaron, pero no lo encontraban. (I Samuel 10, 21)
Saúl dijo entonces al Señor: "¿Por qué no has respondido hoy a tu siervo? Si el pecado está en mí o en mi hijo Jonatán, Señor, Dios de Israel, salga cara; y si este pecado está en tu pueblo Israel, salga cruz". Fueron designados por la suerte Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó libre. (I Samuel 14, 41)
Saúl dijo: "Echad la suerte entre mí y mi hijo Jonatán". Y fue designado por la suerte Jonatán. (I Samuel 14, 42)
Ahora, mi señor, por la vida del Señor y por tu propia vida, por el Señor, que te ha impedido derramar sangre y hacerte justicia por tu mano, que tus enemigos y los que intentan hacerte daño corran la misma suerte que Nabal. (I Samuel 25, 26)
Cada uno agarró a su adversario por la cabeza y le clavó la espada en el costado, de suerte que todos cayeron juntos. Por eso se llamó a aquel lugar "Campo de los costados"; está cerca de Gabaón. (II Samuel 2, 16)
La mujer tomó una manta, la extendió sobre la boca de la cisterna y esparció sobre ella grano molido, de suerte que no se notaba nada. (II Samuel 17, 19)
El rey preguntó al cusita: "¿Está bien el joven Absalón?". El cusita contestó: "¡Que corran la suerte de ese joven los enemigos de mi señor, el rey, y todos los que se han levantado contra ti para el mal!". (II Samuel 18, 32)
Así Salomón destituyó a Abiatar del cargo de sacerdote del Señor, cumpliéndose de esta suerte la sentencia que el Señor había pronunciado contra la casa de Elí, en Silo. (I Reyes 2, 27)
La otra mujer replicó: "No es verdad, pues mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto". La primera decía: "No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el vivo". De esta suerte disputaban delante del rey. (I Reyes 3, 22)
En la construcción del templo se emplearon piedras entalladas en la misma cantera, de suerte que mientras se construía el edificio no se oyó golpe de martillo, de hacha u otro cualquier instrumento de hierro en el templo. (I Reyes 6, 7)