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yo esperaré en la estepa del desierto hasta que me llegue alguna noticia de vosotros". (II Samuel 15, 28)
Joab, que había seguido el partido de Adonías, y no el de Absalón, al enterarse de la noticia, se refugió en el santuario del Señor y se agarró a los cuernos del altar. (I Reyes 2, 28)
Por eso venían de todos los pueblos a escuchar su sabiduría, y de parte de todos los reyes de la tierra que habían tenido noticia de su sabiduría. (I Reyes 5, 14)
porque se tendrá noticia de tu nombre grandioso, de la fuerza de tu mano y del poder de tu brazo; si viene a orar en este templo, (I Reyes 8, 42)
Ajías, al oír el ruido de sus pasos cuando atravesaba el umbral, exclamó: "Entra, mujer de Jeroboán. ¿Por qué te haces pasar por otra? Tengo una mala noticia para ti. (I Reyes 14, 6)
Pero luego se dijeron el uno al otro: "No debemos obrar así. Hoy es día de júbilo, y nosotros nos estamos callados. Si esperamos hasta el despuntar el día, incurriremos en un castigo. Vayamos a dar la noticia al palacio real". (II Reyes 7, 9)
Fueron y gritaron a los centinelas de la puerta de la ciudad y les comunicaron la noticia de esta manera: "Hemos entrado en el campamento de los sirios y allí no hay nadie, ni se oye nada. No se ven más que caballos atados, asnos atados y tiendas intactas". (II Reyes 7, 10)
Los centinelas transmitieron a gritos la noticia al interior del palacio real. (II Reyes 7, 11)
Fueron tras ellos hasta el Jordán y vieron que todo el camino estaba lleno de vestidos y objetos que habían tirado los sirios en su precipitada huida. Los mensajeros regresaron y comunicaron al rey la noticia. (II Reyes 7, 15)
Eliseo fue a Damasco. Ben Hadad, rey de Siria, que estaba enfermo, recibió la noticia de que había llegado el hombre de Dios. (II Reyes 8, 7)
pero tuvo que volver a Yezrael a curarse de las heridas que los sirios le habían producido cuando luchaba con Jazael, rey de Siria. Jehú dijo: "Si estáis de veras conmigo, que nadie escape de la ciudad y vaya a Yezrael a dar la noticia". (II Reyes 9, 15)
Voy a infundirle un espíritu tal que, al oír cierta noticia, se volverá a su tierra, y allí le haré morir a espada". (II Reyes 19, 7)