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  • Yo pregunto: ¿Es que no han oído? Sí, lo han oído. Porque dice la Escritura: Por toda la tierra se extendió su voz, y hasta los confines del mundo llegaron sus palabras. (Romanos 10, 18)

  • Y si su caída es la riqueza del mundo, si su fracaso es riqueza de los paganos, ¡cuánto más lo será su conversión en masa! (Romanos 11, 12)

  • Porque si su pérdida ha servido para la reconciliación del mundo, su readmisión será como un volver de la muerte a la vida. (Romanos 11, 15)

  • Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, transformaos y renovad vuestro interior para que sepáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto. (Romanos 12, 2)

  • En cuanto de vosotros depende, haced todo lo posible para vivir en paz con todo el mundo. (Romanos 12, 18)

  • los cuales, por salvarme a mí se jugaron la vida; no sólo yo les estoy agradecido, sino también todas las iglesias del mundo pagano. (Romanos 16, 4)

  • ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el maestro? ¿Dónde el estudioso de este mundo? ¡Dios ha convertido en tontería la sabiduría del mundo! (I Corintios 1, 20)

  • El mundo con su propia sabiduría no reconoció a Dios en la sabiduría manifestada por Dios en sus obras. Por eso Dios ha preferido salvar a los creyentes por medio de una doctrina que parece una locura. (I Corintios 1, 21)

  • Dios eligió lo que el mundo tiene por necio para humillar a los sabios; lo débil, para humillar a los fuertes; (I Corintios 1, 27)

  • Entre los formados usamos la sabiduría, pero no la de este mundo, ni la de los gobernantes pasajeros de este mundo; (I Corintios 2, 6)

  • una sabiduría divina, misteriosa, oculta, que Dios destinó para nuestra gloria antes de crear el mundo. (I Corintios 2, 7)

  • Esto no lo entendieron los gobernantes de este mundo, pues si lo hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de la gloria. (I Corintios 2, 8)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina