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  • El país era insuficiente para poder estar los dos allí; tenían demasiados bienes para poder habitar juntos. (Génesis 13, 6)

  • porque tenían muchos bienes y no podían estar juntos; la tierra en que habitaban no era suficiente para ellos, porque tenían muchos ganados. (Génesis 36, 7)

  • El Faraón le dijo: "En mi sueño me parecía estar junto al río, (Génesis 41, 17)

  • Procura estar listo para mañana; sube de madrugada a la montaña del Sinaí y allí, en su cumbre, preséntate a mí. (Exodo 34, 2)

  • Ninguna ofrenda que hagáis al Señor deberá estar preparada con levadura, pues ni el fermento ni la miel pueden ser quemados en honor del Señor. (Levítico 2, 11)

  • Luego partieron los quehatitas, que llevaban los objetos sagrados. (Antes de su llegada debía estar levantada la tienda). (Números 10, 21)

  • El Señor puso entonces aparte la tribu de Leví, destinándola a llevar el arca de la alianza del Señor, a estar en su presencia, darle culto y bendecir en su nombre, como siguen haciendo hasta hoy. (Deuteronomio 10, 8)

  • Porque a él le ha elegido el Señor, tu Dios, entre todas tus tribus para estar en su presencia, hacer el servicio divino y dar la bendición en su nombre, él y sus hijos eternamente. (Deuteronomio 18, 5)

  • Ahora yo te suplico que perdones mi falta; vuelve a estar conmigo, y yo adoraré al Señor". (I Samuel 15, 25)

  • Samuel le respondió: "No volveré a estar contigo, porque has rechazado la orden del Señor y el Señor te ha rechazado a ti para que no seas rey sobre Israel". (I Samuel 15, 26)

  • El Señor dijo a Samuel: "¿Hasta cuándo vas a estar llorando por Saúl, siendo así que yo lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite. Yo te envío a casa de Jesé, de Belén, porque me he elegido un rey entre sus hijos". (I Samuel 16, 1)

  • David dijo a Abiatar: "Ya pensé yo, al estar allí aquel día Doeg, que seguramente se lo comunicaría a Saúl. Yo soy el responsable de la vida de toda tu familia. (I Samuel 22, 22)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina