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  • Imponedme una dote alta y grandes regalos; os daré lo que me digáis, pero dadme la joven por mujer". (Génesis 34, 12)

  • El Señor endureció el corazón del Faraón, rey de Egipto, que persiguió a los israelitas que habían partido con la frente alta. (Exodo 14, 8)

  • "Haz un arca de madera de un metro y veinticinco centímetros de larga, setenta y cinco centímetros de ancha y setenta y cinco de alta. (Exodo 25, 10)

  • "Harás una mesa de madera de acacia de un metro de larga, medio metro de ancha y setenta y cinco centímetros de alta. (Exodo 25, 23)

  • Hizo la mesa de madera de acacia, de un metro de larga por medio de ancha y setenta y cinco centímetros de alta. (Exodo 37, 10)

  • En la entrada del atrio había una cortina en púrpura violeta, escarlata y carmesí, de lino fino trenzado, artísticamente recamado, de diez metros de larga por dos y medio de alta, igual que las cortinas del atrio. (Exodo 38, 18)

  • Antiguamente vivían allí los emitas, pueblo grande, numeroso y de alta estatura, como los anaquitas. (Deuteronomio 2, 10)

  • nación grande, numerosa y de alta estatura, como los anaquitas. El Señor los destruyó ante los amonitas, que los echaron y se establecieron en su lugar; (Deuteronomio 2, 21)

  • y dirán en alta voz: Nuestras manos no han derramado esta sangre ni lo han visto nuestros ojos. (Deuteronomio 21, 7)

  • Tomarán la palabra los levitas y, solemnemente, en alta voz, dirán a todos los hombres de Israel: (Deuteronomio 27, 14)

  • Ehud salió al pórtico, después de haber cerrado tras de sí las puertas de la habitación alta y haber echado el cerrojo. (Jueces 3, 23)

  • Después que él salió, vinieron los servidores del rey y, viendo cerradas con cerrojo las puertas de la habitación alta, se dijeron: "Sin duda está haciendo sus necesidades en la sala de verano". (Jueces 3, 24)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina