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  • llegaron unos pastores y las echaron de allí. Entonces Moisés se levantó, salió en defensa de las jóvenes y abrevó su rebaño. (Exodo 2, 17)

  • y si no te creen ni te hacen caso por ninguno de los dos, toma agua del río y derrámala sobre el suelo; el agua así derramada en el suelo se volverá sangre". (Exodo 4, 9)

  • Más aún, exigidles la misma cantidad de ladrillos que antes, sin perdonarles ni uno, pues son unos holgazanes. Por eso dicen: Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. (Exodo 5, 8)

  • El Faraón replicó: "Sois unos holgazanes, auténticos holgazanes, y por eso decís: Vayamos y ofrezcamos sacrificios al Señor. (Exodo 5, 17)

  • Tiró cada uno su bastón, y se convirtieron en serpientes; pero el bastón de Aarón se tragó a los otros bastones. (Exodo 7, 12)

  • El Señor hizo según la palabra de Moisés, y se alejaron los tábanos del Faraón, de sus servidores y de su pueblo. No quedó ni siquiera uno. (Exodo 8, 27)

  • Al día siguiente lo llevó a cabo: todo el ganado de los egipcios murió, pero el de los israelitas no murió ni uno siquiera. (Exodo 9, 6)

  • El Faraón mandó a ver, y del ganado de los israelitas no había muerto ni uno solo. Pero el corazón del Faraón siguió endurecido y no dejó salir al pueblo. (Exodo 9, 7)

  • No se veían unos a otros; durante tres días nadie se movió de su lugar. Pero los israelitas tuvieron luz en la región donde vivían. (Exodo 10, 23)

  • Por tanto, ordena al pueblo que cada uno, hombre o mujer, pida a sus amigos y a sus amigas objetos de plata y oro". (Exodo 11, 2)

  • Decid a toda la comunidad de Israel: El día diez de este mes cada uno se procure un cordero por familia, un cordero por casa. (Exodo 12, 3)

  • El día primero y el día séptimo tendréis asamblea santa. En ellos no haréis trabajo alguno. Solamente podréis preparar la comida que vayáis a tomar. (Exodo 12, 16)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina