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¡Qué grandes son, Señor, Dios mío, los proyectos y los milagros que hiciste por nosotros!: eres incomparable. Yo quisiera decirlos, proclamarlos; pero son tantos, que no pueden contarse. (Salmos 40, 6)
Pasas el día proyectando crímenes, tu lengua es cuchilla afilada, autor de engaños; (Salmos 52, 4)
Elaboran proyectos criminales, ponen a punto un plan perfecto: el hombre es insondable, su corazón es un abismo. (Salmos 64, 7)
Mis ojos observan a los que me espían y mi oído oye a los malvados que se alzan contra mí. (Salmos 92, 12)
Sión lo oye y se alegra, los pueblos de Judá se regocijan por tus actuaciones liberadoras, Señor, (Salmos 97, 8)
tienen orejas y no oyen, tienen nariz, pero no huelen, (Salmos 115, 6)
Por tu amor, Señor, oye mi voz, y haz que viva conforme a tu justicia. (Salmos 119, 149)
tienen oídos y no oyen, no hay aliento en su boca. (Salmos 135, 17)
Líbrame, Señor, de las manos de los criminales, guárdame de los hombres que ejercen la violencia, que proyectan mi caída; (Salmos 140, 5)
No consientas, Señor, el plan de los malvados, no permitas que triunfen sus proyectos contra mí. (Salmos 140, 9)
exhalan el aliento y retornan al polvo, y ese día se malogran todos sus proyectos. (Salmos 146, 4)
Pero a sus amigos y a cuantos en ellos confiaban les guardaban gran fidelidad. Han conquistado reinos próximos y lejanos, y todos los que oyen hablar de ellos les tienen miedo. (I Macabeos 8, 12)
