Trouvé 114 Résultats pour: Mesa

  • mientras que vosotros lo profanáis cuando decís: La mesa del Señor es impura, y los alimentos que se ponen en ella son despreciables. (Malaquías 1, 12)

  • Y estando en su casa a la mesa, muchos publicanos y pecadores vinieron y se pusieron a la mesa con Jesús y sus discípulos. (Mateo 9, 10)

  • Ella dijo: "Cierto, Señor; pero también los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos". (Mateo 15, 27)

  • se acercó a él una mujer con un vaso de alabastro de un perfume muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba puesto a la mesa. (Mateo 26, 7)

  • Al atardecer, se puso a la mesa con los doce. (Mateo 26, 20)

  • Y estando en su casa a la mesa, muchos publicanos y pecadores se pusieron a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo seguían. (Marcos 2, 15)

  • Ella dijo: "Cierto, Señor; pero también los perros comen debajo de la mesa las migajas de los hijos". (Marcos 7, 28)

  • Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y puesto a la mesa, llegó una mujer llevando un frasco de alabastro con perfume de nardo auténtico, de mucho valor; rompió el alabastro y lo derramó sobre su cabeza. (Marcos 14, 3)

  • Estando a la mesa y comiendo, Jesús dijo: "Os aseguro que uno de vosotros, que come conmigo, me entregará". (Marcos 14, 18)

  • Después se apareció a los once estando a la mesa, y les reprendió su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado de entre los muertos. (Marcos 16, 14)

  • Obsequió a Jesús con un gran convite en su casa; y había muchos publicanos y otras personas con ellos a la mesa. (Lucas 5, 29)

  • Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a su casa y se puso a la mesa. (Lucas 7, 36)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina