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  • Por la sangre que has derramado te has hecho culpable, te has manchado con los ídolos que te has hecho; así has adelantado tu hora, has llegado al término de tus años. Sí, te haré el oprobio de las gentes, el escarnio de toda la tierra. (Ezequiel 22, 4)

  • Han llegado hasta esto: en un mismo día contaminaban mi santuario y profanaban mis sábados. (Ezequiel 23, 38)

  • eres tú, oh rey, que te has hecho grande y poderoso, tanto que tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo y tu poder hasta los confines del mundo. (Daniel 4, 19)

  • Todos los jefes del reino, prefectos y sátrapas, ministros y gobernadores, han llegado a la conclusión de que debe promulgarse el siguiente decreto real que tenga valor de ley: Todo el que en el espacio de treinta días dirija una oración a cualquier dios u hombre, fuera de ti, oh rey, será arrojado en el foso de los leones. (Daniel 6, 8)

  • Al final de su dominio, cuando las perversidades hayan llegado al colmo, surgirá un rey desvergonzado y astuto, (Daniel 8, 23)

  • Ha llegado la hora del castigo, ha llegado la hora de la paga merecida; que lo sea Israel: el profeta es un necio, un loco el hombre inspirado, por tu gran crimen, por tu gran rebelión. (Oseas 9, 7)

  • "Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y anúnciales que su maldad ha llegado hasta mí". (Jonás 1, 2)

  • Porque su herida es incurable, hasta Judá ha llegado; ha herido hasta la capital de mi pueblo, hasta Jerusalén. (Miqueas 1, 9)

  • ¿Cómo podrá esperar el bien la que habita en Marot? Porque ha llegado la desgracia de parte del Señor a las puertas de Jerusalén. (Miqueas 1, 12)

  • Esto dice el Señor todopoderoso: "Este pueblo dice: ¡Todavía no ha llegado el tiempo de edificar el templo del Señor!". (Ageo 1, 2)

  • "¿Ha llegado para vosotros el tiempo de habitar en casas confortables, mientras esta casa está devastada? (Ageo 1, 4)

  • Pero si echo los demonios con el Espíritu de Dios, es señal de que ha llegado a vosotros el reino de Dios. (Mateo 12, 28)


“Peçamos a São José o dom da perseverança até o final”. São Padre Pio de Pietrelcina