Trouvé 340 Résultats pour: Arrepentimiento de Saúl

  • Por eso cuando llegó el día del combate ninguno de los que seguían a Saúl y Jonatán tenía espada o lanza. Sólo la tenían ellos dos. (I Samuel 13, 22)

  • Un día, Jonatán, hijo de Saúl, dijo a su escudero: "Ven, pasemos hasta la guarnición de los filisteos, que está al otro lado". Pero no dijo nada a su padre. (I Samuel 14, 1)

  • Saúl estaba sentado en el límite de Guibeá, debajo del granado que hay en Migrón; le acompañaban unos seiscientos hombres. (I Samuel 14, 2)

  • Los centinelas de Saúl que estaban en Guibeá de Benjamín vieron que el campamento se dispersaba en todas las direcciones. (I Samuel 14, 16)

  • Saúl dijo al pueblo que estaba con él: "Pasad revista y ved quién falta de los nuestros". Pasaron revista y vieron que faltaban Jonatán y su escudero. (I Samuel 14, 17)

  • Saúl dijo a Ajías: "Trae el efod" (porque aquel día era él quien llevaba el efod ante Israel). (I Samuel 14, 18)

  • Mientras Saúl hablaba con el sacerdote, el tumulto iba creciendo en el campamento de los filisteos. Saúl dijo al sacerdote: "Retira tu mano". (I Samuel 14, 19)

  • Saúl y toda su gente se reunieron y avanzaron hasta el lugar del combate y vieron que la confusión era enorme, pues volvían su espada unos contra los otros. (I Samuel 14, 20)

  • Los hebreos que estaban antes con los filisteos y habían subido con ellos al campamento se volvieron también para ponerse al lado de los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. (I Samuel 14, 21)

  • Los israelitas estaban agotados. Entonces Saúl hizo prestar al pueblo este juramento: "Maldito el hombre que tome alimento antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos". Y nadie comió nada. (I Samuel 14, 24)

  • Se lo fueron a decir a Saúl: "Mira, el pueblo ha pecado contra el Señor comiendo la carne con la sangre". Él les dijo: "Rodad hacia mí una piedra grande". (I Samuel 14, 33)

  • Y Saúl levantó un altar al Señor; fue el primer altar que levantó al Señor. (I Samuel 14, 35)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina