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  • Vuestros propios ojos han visto lo que hizo Yahveh con Baal Peor: a todos los que habían seguido a Baal Peor, Yahveh tu Dios los exterminó de en medio de ti; (Deuteronomio 4, 3)

  • pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra que desapareceréis rápidamente de esa tierra que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán. No prolongaréis en ella vuestros días, porque seréis completamente destruidos. (Deuteronomio 4, 26)

  • ¿Algún dios intentó jamás venir a buscarse una nación de en medio de otra nación por medio de pruebas, señales, prodigios y guerra, con mano fuerte y tenso brazo, por grandes terrores, como todo lo que Yahveh vuestro Dios hizo con vosotros, a vuestros mismos ojos, en Egipto? (Deuteronomio 4, 34)

  • Seguid en todo el camino que Yahveh vuestro Dios os ha trazado: así viviréis, seréis felices y prolongaréis vuestros días en la tierra que vais a tomar en posesión. (Deuteronomio 5, 33)

  • sino por el amor que os tiene y por guardar el juramento hecho a vuestros padres, por eso os ha sacado Yahveh con mano fuerte y os ha librado de la casa de servidumbre, del poder de Faraón, rey de Egipto. (Deuteronomio 7, 8)

  • Todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, cuidad de practicarlos, para que viváis, os multipliquéis y lleguéis a tomar posesión de la tierra que Yahveh prometió bajo juramento a vuestros padres. (Deuteronomio 8, 1)

  • Tomé entonces las dos tablas, las arrojé de mis manos y las hice pedazos a vuestros propios ojos. (Deuteronomio 9, 17)

  • Vosotros sabéis hoy - no vuestros hijos, que ni saben ni han visto la lección de Yahveh vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte y su tenso brazo - (Deuteronomio 11, 2)

  • Pues vuestros mismos ojos han visto toda esta gran obra que Yahveh ha realizado. (Deuteronomio 11, 7)

  • y para que prolonguéis vuestros días en el suelo que Yahveh juró dar a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel. (Deuteronomio 11, 9)

  • Poned estas palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas a vuestra mano como una señal, y sean como una insignia entre vuestros ojos. (Deuteronomio 11, 18)

  • Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado. (Deuteronomio 11, 19)


“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina