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  • Pablo, apóstol de Cristo Jesús, por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza, (I Timoteo 1, 1)

  • Es cierta y digna de ser aceptada por todos esta afirmación: Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores; y el primero de ellos soy yo. (I Timoteo 1, 15)

  • Esto es bueno y agradable a Dios, nuestro Salvador, (I Timoteo 2, 3)

  • que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad. (I Timoteo 2, 4)

  • Con todo, se salvará por su maternidad mientras persevere con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad. (I Timoteo 2, 15)

  • Si nos fatigamos y luchamos es porque tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres, principalmente de los creyentes. (I Timoteo 4, 10)

  • Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen. (I Timoteo 4, 16)

  • Descarta, en cambio, a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo, quieren casarse (I Timoteo 5, 11)

  • La Escritura, en efecto, dice: No pondrás bozal al buey que trilla, y también: El obrero tiene derecho a su salario. (I Timoteo 5, 18)

  • que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa, no por nuestras obras, sino por su propia determinación y por su gracia que nos dio desde toda la eternidad en Cristo Jesús, (II Timoteo 1, 9)

  • y que se ha manifestado ahora con la Manifestación de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien ha destruido la muerte y ha hecho irradiar vida e inmortalidad por medio del Evangelio (II Timoteo 1, 10)

  • Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna. (II Timoteo 2, 10)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina