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  • Respondió Saúl: «He pecado. Vuelve, hijo mío, David, no te haré ya ningún mal, ya que mi vida ha sido hoy preciosa a tus ojos. Me he portado como un necio y estaba totalmente equivocado.» (I Samuel 26, 21)

  • Tomó de la cabeza de Milkom la corona, que pesaba un talento de oro; tenía ésta engarzada una piedra preciosa que fue puesta en la cabeza de David; y se llevó un enorme botín de la ciudad. (II Samuel 12, 30)

  • Volvió a enviar un tercer jefe de cincuenta con sus cincuenta; llegó el tercer jefe de cincuenta, cayó de rodillas ante Elías y le suplicó diciendo: «Hombre de Dios, te ruego que mi vida y la vida de estos cincuenta tuyos sea preciosa a tus ojos. (II Reyes 1, 13)

  • Ya ha bajado fuego del cielo y ha devorado a los dos jefes de cincuenta anteriores y a sus cincuenta; pues que ahora mi vida sea preciosa a tus ojos.» (II Reyes 1, 14)

  • David tomó de la cabeza de Milkom la corona y encontró que pesaba un talento de oro. Había en ella una piedra preciosa que fue puesta en la cabeza de David, y se llevó un enorme botín de la ciudad. (I Crónicas 20, 2)

  • ni evaluarla con el oro de Ofir, el ágata preciosa o el zafiro. (Job 28, 16)

  • la cuerda me asigna un recinto de delicias, mi heredad es preciosa para mí. (Salmos 16, 6)

  • De la opresión, de la violencia, rescatará su alma, su sangre será preciosa ante sus ojos; (Salmos 72, 14)

  • Más preciosa es que las perlas, nada de lo que amas se le iguala. (Proverbios 3, 15)

  • porque un mendrugo de pan basta a la prostituta, pero la casada va a la caza de una vida preciosa. (Proverbios 6, 26)

  • Hay oro y numerosas perlas, pero los labios instruidos son la cosa más preciosa. (Proverbios 20, 15)

  • Ni a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado es un puñado de arena y barro parece la plata en su presencia. (Sabiduría 7, 9)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina