Trouvé 2395 Résultats pour: mis

  • Y aquel mismo día apartó los machos cabríos listados y manchados, todo lo que tenía en sí algo de blanco, así como todo lo negro entre las ovejas, y lo confió a sus hijos, (Génesis 30, 35)

  • Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; (Génesis 31, 6)

  • Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Este había plantado su tienda en la montaña y Labán plantó la suya con sus hermanos en la misma montaña de Galaad. (Génesis 31, 25)

  • Y dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? Has actuado a hurtadillas de mí y te has llevado a mis hijas cual cautivas de guerra. (Génesis 31, 26)

  • Ni siquiera me has permitido besar a mis hijos e hijas. O sea, que has obrado como un necio. (Génesis 31, 28)

  • Así pues, tú te has marchado porque añorabas la casa paterna, pero ¿por qué robaste mis dioses?» (Génesis 31, 30)

  • Al registrar todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo aquí, ante mis hermanos y los tuyos, y juzguen ellos entre nosotros dos. (Génesis 31, 37)

  • Estaba yo que de día me devoraba el resistero, y de noche la helada, mientras huía el sueño de mis ojos. (Génesis 31, 40)

  • Estos fueron mis veinte años en tu casa. Catorce años te serví por tus dos hijas, y seis por tus ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces. (Génesis 31, 41)

  • Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.» (Génesis 31, 42)

  • Respondió Labán y dijo a Jacob: «Estas hijas son mías, estos hijos son mis hijos, y estas ovejas mis ovejas, todo cuanto ves, mío es. Y, ¿qué voy a hacerles hoy a estas mis hijas?, ¿o a los hijos que me dieron? (Génesis 31, 43)

  • y también Mispá, pues dijo: «Que Yahveh nos vigile a los dos, cuando nos alejemos el uno del otro. (Génesis 31, 49)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina