Trouvé 189 Résultats pour: Judas Macabeo

  • Inmediatamente Judas hizo que su ejército tomara el camino de Bosorá, a través del desierto; tomó la ciudad y después de pasar a filo de espada a todo varón y de saquearla por completo, la incendió. (I Macabeos 5, 28)

  • Judas dijo a los hombres de su ejército: «Combatid hoy por vuestros hermanos.» (I Macabeos 5, 32)

  • El ejército de Timoteo, al reconocer que era Macabeo, huyeron ante él, sufrieron una fuerte derrota y dejaron tendidos unos 8.000 hombres aquel día. (I Macabeos 5, 34)

  • Volvióse luego Judas contra Alemá. La atacó, la tomó y después de matar a todos los varones y saquearla, la dio a las llamas. (I Macabeos 5, 35)

  • Judas envió a reconocer el campamento y le trajeron el siguiente informe: «Todos los gentiles de nuestro alrededor se le han unido y forman un ejército considerable. (I Macabeos 5, 38)

  • Tienen además, como auxiliares, árabes tomados a sueldo. Acampan al otro lado del torrente y están preparados para venir a atacarte.» Judas salió a su encuentro. (I Macabeos 5, 39)

  • Cuando Judas llegó al borde del torrente de agua, situó a los escribas del pueblo a la orilla y les dio esta orden: «No dejéis acampar a nadie; que todos vayan al combate.» (I Macabeos 5, 42)

  • Pero los judíos tomaron la ciudad y quemaron el templo con todos los que había dentro. Carnáyim fue arrasada. Y ya nadie pudo resistir a Judas. (I Macabeos 5, 44)

  • Judas reunió a todos los israelitas de la región de Galaad, pequeños y grandes, a sus mujeres, hijos y bienes, una inmensa muchedumbre, para llevarlos al país de Judá. (I Macabeos 5, 45)

  • Judas les envió un mensaje en son de paz diciéndoles: «Pasaremos por vuestro país para llegar al nuestro; nadie os hará mal alguno; no limitaremos a pasar a pie.» Pero no quisieron abrirle. (I Macabeos 5, 48)

  • Entonces Judas hizo anunciar por el ejército que cada uno tomara posición donde se encontrara. (I Macabeos 5, 49)

  • La gente de guerra tomó posición y Judas atacó la ciudad todo aquel día y toda la noche, hasta que cayó en sus manos. (I Macabeos 5, 50)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina