Trouvé 230 Résultats pour: Fuerza

  • Convertiré esta tierra en soledad desolada, y se acabará el orgullo de su fuerza. Los montes de Israel serán devastados y nadie pasará más por ellos. (Ezequiel 33, 28)

  • Tomó Daniel la palabra y dijo: «Bendito sea el Nombre de Dios por los siglos de los siglos, pues suyos son el saber y la fuerza. (Daniel 2, 20)

  • A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo, porque me has concedido sabiduría y fuerza; y ahora me has dado a conocer lo que te habíamos pedido, la cosa del rey nos has dado a conocer.» (Daniel 2, 23)

  • Tú, oh rey, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha dado reino, fuerza, poder y gloria (Daniel 2, 37)

  • El heraldo pregonó con fuerza: «A vosotros, pueblos, naciones y lenguas, se os hace saber: (Daniel 3, 4)

  • Sean confundidos los que a tus siervos hacen daño, queden cubiertos de vergüenza, privados de todo su poder, sea aplastada su fuerza. (Daniel 3, 44)

  • iba diciendo el rey: «¿No es ésta la gran Babilonia que yo he edificado como mi residencia real, con el poder de mi fuerza y para la gloria de mi majestad?» (Daniel 4, 27)

  • Ahora pues, oh rey, da fuerza de ley a esta prohibición firmando el edicto, de suerte que no se cambie nada, con arreglo a la ley de los medos y persas, que es irrevocable.» (Daniel 6, 9)

  • Vino donde el carnero de dos cuernos que yo había visto en pie delante de la puerta y corrió hacia él con todo el ardor de su fuerza. (Daniel 8, 6)

  • El cuerno roto y los cuatro cuernos que despuntaron en su lugar, son cuatro reinos salidos de su nación, pero que no tendrán su fuerza. (Daniel 8, 22)

  • Se hará poderosa su fuerza - mas no por su fuerza misma - tramará cosas inauditas, prosperará en sus empresas, destruirá a poderosos y al pueblo de los santos. (Daniel 8, 24)

  • Me dijo: «No temas, hombre de las predilecciones; la paz sea contigo, cobra fuerza y ánimo.» Y, mientras me hablaba, me sentí reanimado y dije: «Hable mi Señor, porque me has confortado.» (Daniel 10, 19)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina