Trouvé 2075 Résultats pour: Descanso de la tierra

  • Por tanto es claro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios. (Hebreos 4, 9)

  • Pues quien entra en su descanso, también él descansa de sus trabajos, al igual que Dios de los suyos. (Hebreos 4, 10)

  • Esforcémonos, pues, por entrar en ese descanso, para que nadie caiga imitando aquella desobediencia. (Hebreos 4, 11)

  • Porque la tierra que recibe frecuentes lluvias y produce buena vegetación para los que la cultivan participa de la bendición de Dios. (Hebreos 6, 7)

  • Pues si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo ya quienes ofrezcan dones según la Ley. (Hebreos 8, 4)

  • no como la Alianza que hice con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto. Como ellos no permanecieron fieles a mi Alianza, también yo me desentendí de ellos, dice el Señor. (Hebreos 8, 9)

  • Por la fe, peregrinó por la Tierra Prometida como en tierra extraña, habitando en tiendas, lo mismo que Isaac y Jacob, coherederos de las mismas promesas. (Hebreos 11, 9)

  • En la fe murieron todos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas: viéndolas y saludándolas desde lejos y confesándose extraños y forasteros sobre la tierra. (Hebreos 11, 13)

  • pues si hubiesen pensado en la tierra de la que habían salido, habrían tenido ocasión de retornar a ella. (Hebreos 11, 15)

  • Por la fe, atravesaron el mar Rojo como por una tierra seca; mientras que los egipcios intentando lo mismo, fueron tragados. (Hebreos 11, 29)

  • ¡hombres de los que no era digno el mundo!, errantes por desiertos y montañas, por cavernas y antros de la tierra. (Hebreos 11, 38)

  • Guardaos de rechazar al que os habla; pues si los que rechazaron al que promulgaba los oráculos desde la tierra no escaparon al castigo, mucho menos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo. (Hebreos 12, 25)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina