Trouvé 73 Résultats pour: Anatema

  • El arquero que no aseste su arco, ni se jacte de su cota. No tengáis piedad para sus jóvenes escogidos: dad al anatema todo su ejército. (Jeremías 51, 3)

  • Ellos comerán la oblación, el sacrificio por el pecado y el sacrificio de expiación. Todo lo que sea consagrado al anatema en Israel será para ellos. (Ezequiel 44, 29)

  • ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Que yo haré tu cuerno de hierro, y haré de bronce tus pezuñas: triturarás a pueblos numerosos, y consagrarás su botín en anatema a Yahveh, y su riqueza al Señor de toda la tierra. (Miqueas 4, 13)

  • Se habitará en ella y no habrá más anatema: ¡Jerusalén será habitada en seguridad! (Zacarías 14, 11)

  • El hará volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga yo a herir la tierra de anatema. (Malaquías 3, 24)

  • Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo anatema a no comer ni beber hasta que hubieran matado a Pablo. (Hechos 23, 12)

  • Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos y le dijeron: «Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo. (Hechos 23, 14)

  • Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte; y ahora están preparados, esperando tu asentimiento.» (Hechos 23, 21)

  • Pues desearía ser yo mismo anatema, separado de Cristo, por mis hermanos, los de mi raza según la carne, (Romanos 9, 3)

  • Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo. (I Corintios 12, 3)

  • El que no quiera al Señor, ¡sea anatema! «Maran atha.» (I Corintios 16, 22)

  • Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gálatas 1, 8)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina