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así, los que están en la carne, no pueden agradar a Dios. (Romanos 8, 8)
Que cada uno de nosotros trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación; (Romanos 15, 2)
Yo os quisiera libres de preocupaciones. El no casado se preocupa de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. (I Corintios 7, 32)
El casado se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer; (I Corintios 7, 33)
está por tanto dividido. La mujer no casada, lo mismo que la doncella, se preocupa de las cosas del Señor, de ser santa en el cuerpo y en el esp1ritu. Mas la casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)
lo mismo que yo, que me esfuerzo por agradar a todos en todo, sin procurar mi propio interés, sino el de la mayoría, para que se salven. (I Corintios 10, 33)
Porque ¿busco yo ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O es que intento agradar a los hombres? Si todavía tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo. (Gálatas 1, 10)
no por ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino como esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; (Efesios 6, 6)
Esclavos, obedeced en todo a vuestros amos de este mundo, no porque os vean, como quien busca agradar a los hombres; sino con sencillez de corazón, en el temor del Señor. (Colosenses 3, 22)
sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. (I Tesalonicenses 2, 4)
Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús a que viváis como conviene que viváis para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros, y a que progreséis más. (I Tesalonicenses 4, 1)