Trouvé 2005 Résultats pour: ángel del Señor

  • Un Angel poderoso alzó entonces una piedra, como una gran rueda de molino, y la arrojó al mar diciendo: «Así, de golpe, será arrojada Babilonia, la Gran Ciudad, y no aparecerá ya más...» (Apocalipsis 18, 21)

  • Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: «¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. (Apocalipsis 19, 6)

  • Lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores. (Apocalipsis 19, 16)

  • Luego vi a un Angel de pie sobre el sol que gritaba con fuerte voz a todas las aves que volaban por lo alto del cielo: «Venid, reuníos para el gran banquete de Dios, (Apocalipsis 19, 17)

  • Luego vi a un Angel que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y una gran cadena. (Apocalipsis 20, 1)

  • Midió luego su muralla, y tenía 144 codos - con medida humana, que era la del Angel -. (Apocalipsis 21, 17)

  • Pero no vi Santuario alguno en ella; porque el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero, es su Santuario. (Apocalipsis 21, 22)

  • Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinarán por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 22, 5)

  • Luego me dijo: «Estas palabras son ciertas y verdaderas; el Señor Dios, que inspira a los profetas, ha enviado a su Angel para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto. (Apocalipsis 22, 6)

  • Yo, Juan, fui el que vi y oí esto. Y cuando lo oí y vi, caí a los pies del Angel que me había mostrado todo esto para adorarle. (Apocalipsis 22, 8)

  • Yo, Jesús, he enviado a mi Angel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias. Yo soy el Retoño y el descendiente de David, el Lucero radiante del alba.» (Apocalipsis 22, 16)

  • Dice el que da testimonio de todo esto: «Sí, vengo pronto.» ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! (Apocalipsis 22, 20)


“É sempre necessário ir para a frente, nunca para trás, na vida espiritual. O barco que pára em vez de ir adiante é empurrado para trás pelo vento.” São Padre Pio de Pietrelcina