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  • Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios. (Jeremías 30, 22)

  • En aquel tiempo -oráculo del Señor- yo seré el Dios de todas las familias de Israel y ellos serán mi Pueblo. (Jeremías 31, 1)

  • Esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel, después de aquellos días -oráculo del Señor-: pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. (Jeremías 31, 33)

  • Ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios. (Jeremías 32, 38)

  • a fin de que sigan mis preceptos y observen mis leyes, poniéndolas en práctica. Así ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. (Ezequiel 11, 20)

  • Así, nunca más el pueblo de Israel andará errante lejos de mí, y no volverá a mancharse con todas sus rebeldías: ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios -oráculo del Señor-. (Ezequiel 14, 11)

  • Yo, el Señor, seré su Dios, y mi servidor David será príncipe en medio de ellas. Yo, el Señor, he hablado. (Ezequiel 34, 24)

  • Ustedes habitarán en la tierra que yo he dado a sus padres. Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios. (Ezequiel 36, 28)

  • Ya no volverán a contaminarse con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeldías. Los salvaré de sus pecados de apostasía y los purificaré: ellos serán mi Pueblo y yo seré su Dios. (Ezequiel 37, 23)

  • Mi morada estará junto a ellos: yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. (Ezequiel 37, 27)

  • Todo el pueblo del país se movilizará para enterrarlos, y esto será un honor para ellos, el día en que yo seré glorificado -oráculo del Señor-. (Ezequiel 39, 13)

  • Entonces el Señor dijo: "Llámalo ‘No es mi pueblo’, porque ustedes no son mi pueblo, ni yo seré para ustedes ‘El que es’". (Oseas 1, 9)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina