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  • las navetas, los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; los goznes de oro para las puertas del recinto interior -el Santo de los santos- y para las puertas de la nave central. (I Reyes 7, 50)

  • En su tiempo, Jiel de Betel reconstruyó Jericó: poner los cimientos le costó la vida de Abirám, su primogénito, y asentar las puertas le costó la vida de Segub, su hijo menor, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Josué, hijo de Nun. (I Reyes 16, 34)

  • Fue entonces cuando Menajém atacó a Tapúaj y a todos los que se encontraban allí, así como a todo su territorio a partir de Tirsá; la atacó por no haberle abierto las puertas, y abrió el vientre a todas las mujeres embarazadas. (II Reyes 15, 16)

  • Fue en aquel tiempo cuando Ezequías desmanteló las puertas del Templo del Señor y los soportes que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de metal, para entregarlos al rey de Asiria. (II Reyes 18, 16)

  • También preparó hierro en abundancia, para clavar las hojas de las puertas y para las grampas, bronce en cantidad incalculable, (I Crónicas 22, 3)

  • También revistió de oro los postes, los umbrales, los muros y las puertas de la nave, e hizo grabar querubines sobre las paredes. (II Crónicas 3, 7)

  • Hizo el atrio de los sacerdotes, y la gran explanada con sus puertas, a las que recubrió de bronce. (II Crónicas 4, 9)

  • los cuchillos, los aspersorios, las tazas y los incensarios de oro fino; la entrada de la Casa, sus puertas interiores para el Santo de los santos, y las puertas de la nave central, todo de oro. (II Crónicas 4, 22)

  • Reconstruyó Bet Jorón de Arriba y Bet Jorón de Abajo -plazas fuertes con muros, puertas y cerrojos- (II Crónicas 8, 5)

  • Además, conforme a las disposiciones de su padre David, asignó a las clases sacerdotales sus respectivas funciones; estableció en sus cargos a los levitas, para cantar alabanzas y oficiar en presencia de los sacerdotes, según el rito de cada día; y a los porteros, según sus clases, los encargó de cada una de las puertas, porque así lo había mandado David, el hombre de Dios. (II Crónicas 8, 14)

  • Entonces Asá dijo a Judá: "Construyamos estas ciudades, rodeándolas de murallas, torres, puertas y cerrojos. Tenemos el país a nuestra disposición, porque hemos buscado al Señor, nuestro Dios, y por eso, él nos ha buscado a nosotros y nos ha dado tranquilidad por todas partes". Y ellos construyeron las ciudades con todo éxito. (II Crónicas 14, 6)

  • Ustedes harán lo siguiente: un tercio de ustedes, los sacerdotes y levitas que entran de servicio el día sábado, montarán guardia en las puertas; (II Crónicas 23, 4)


“Quem te agita e te atormenta é o demônio.Quem te consola é Deus”! São Padre Pio de Pietrelcina