Trouvé 234 Résultats pour: obra del alfarero

  • Todo lo que esté al alcance de tu mano realízalo con tus propias fuerzas, porque no hay obra, ni proyecto, ni ciencia, ni sabiduría, en el Abismo adonde tú irás. (Eclesiastés 9, 10)

  • Así como ignoras cómo llega el aliento vital a los huesos en el seno de la mujer embarazada, así también ignoras la obra de Dios, que hace todas las cosas. (Eclesiastés 11, 5)

  • ¡Qué bellos son tus pies en las sandalias, hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como collares, obra de las manos de un orfebre. (Cantar 7, 2)

  • Hemos nacido por obra del azar, y después será como si no hubiéramos existido. Nuestra respiración no es más que humo, y el pensamiento, una chispa que brota de los latidos del corazón; (Sabiduría 2, 2)

  • Si la prudencia es la que obra, ¿quién más que ella es artífice de todo lo que existe? (Sabiduría 8, 6)

  • y la gente, seducida por el encanto de la obra, convirtió en objeto de adoración al que poco antes honraba como a un hombre. (Sabiduría 14, 20)

  • Así un alfarero amasa laboriosamente la tierra blanda y modela cada uno de los objetos que usamos. Con la misma arcilla modela indistintamente objetos destinados a un uso noble y otros que tendrán un destino contrario; pero es el alfarero el que decide cuál será la función de cada uno de ellos. (Sabiduría 15, 7)

  • siendo mortal, con sus manos impías, sólo puede producir una obra muerta. Él vale más que los objetos que adora, ya que él tiene vida, pero aquellos no la tendrán jamás. (Sabiduría 15, 17)

  • No te dejes llevar por todos los vientos ni vayas por cualquier camino: así obra el pecador que habla con doblez. (Eclesiástico 5, 9)

  • Casa a tu hija, y habrás hecho una gran obra, pero dásela a un hombre inteligente. (Eclesiástico 7, 25)

  • Por la mano del artista, la obra es digna de elogio, y el jefe del pueblo se muestra sabio por sus palabras. (Eclesiástico 9, 17)

  • Toda obra corruptible desaparece y el que la hizo se irá con ella. (Eclesiástico 14, 19)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina