Trouvé 178 Résultats pour: gracia divina

  • Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (I Corintios 1, 3)

  • No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús. (I Corintios 1, 4)

  • Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia. (I Corintios 1, 7)

  • Según la gracia que Dios me ha dado, yo puse los cimientos como lo hace un buen arquitecto, y otro edifica encima. Que cada cual se fije bien de qué manera construye. (I Corintios 3, 10)

  • Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no fue estéril en mí, sino que yo he trabajado más que todos ellos, aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios que está conmigo. (I Corintios 15, 10)

  • Que la gracia del Señor Jesús permanezca con ustedes. (I Corintios 16, 23)

  • Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo. (II Corintios 1, 2)

  • Este es para nosotros un motivo de orgullo: el testimonio que nos da nuestra conciencia de que siempre, y particularmente en relación con ustedes, nos hemos comportado con la santidad y la sinceridad que proceden de Dios, movidos, no por una sabiduría puramente humana, sino por la gracia de Dios. (II Corintios 1, 12)

  • Todo esto es por ustedes: para que al abundar la gracia, abunde también el número de los que participan en la acción de gracias para gloria de Dios. (II Corintios 4, 15)

  • Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. (II Corintios 6, 1)

  • Ahora, hermanos, queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia. (II Corintios 8, 1)

  • Y la oración que ellos harán por ustedes pondrá de manifiesto el cariño que les profesan, a causa de la gracia sobreabundante que Dios derramó sobre ustedes. (II Corintios 9, 14)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina