Trouvé 1779 Résultats pour: entonces

  • No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios. (I Tesalonicenses 5, 6)

  • Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo. (I Tesalonicenses 5, 11)

  • en medio de un fuego ardiente. Entonces él hará justicia con aquellos que no reconocen a Dios y no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. (II Tesalonicenses 1, 8)

  • y entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el aliento de su boca y aniquilará con el resplandor de su Venida. (II Tesalonicenses 2, 8)

  • Entonces juré en mi indignación: Jamás entrarán en mi Reposo. (Hebreos 3, 11)

  • Temamos, entonces, mientras permanece en vigor la promesa de entrar en el Reposo de Dios, no sea que alguno de ustedes se vea excluido. (Hebreos 4, 1)

  • Nosotros, en cambio, los que hemos creído, vamos hacia aquel Reposo del cual se dijo: Entonces juré en mi indignación: Jamás entrarán en mi Reposo. En realidad, las obras de Dios estaban concluidas desde la creación del mundo, (Hebreos 4, 3)

  • Esforcémonos, entonces, por entrar en ese Reposo, a fin de que nadie caiga imitando aquel ejemplo de desobediencia. (Hebreos 4, 11)

  • Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. (Hebreos 4, 16)

  • Por lo tanto, si se podía alcanzar la perfección por medio del sacerdocio levítico, sobre el cual se funda la Ley dada al pueblo, ¿qué necesidad había entonces de que surgiera otro sacerdote, según el orden de Melquisedec y no según el orden de Aarón? (Hebreos 7, 11)

  • Entonces nadie tendrá que instruir a su compatriota ni a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor»; porque todos me conocerán, desde el más pequeño al más grande. (Hebreos 8, 11)

  • Entonces dije: Aquí estoy, yo vengo -como está escrito de mí en el libro de la Ley- para hacer, Dios, tu voluntad. (Hebreos 10, 7)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina