Trouvé 908 Résultats pour: deseo de vida

  • Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el misterio de Dios, que es Cristo, (Colosenses 2, 2)

  • Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. (Colosenses 3, 3)

  • Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria. (Colosenses 3, 4)

  • Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. (Colosenses 3, 19)

  • Sentíamos por ustedes tanto afecto, que deseábamos entregarles, no solamente la Buena Noticia de Dios, sino también nuestra propia vida: tan queridos llegaron a sernos. (I Tesalonicenses 2, 8)

  • instándoles a que lleven una vida digna del Dios que los llama a su Reino y a su gloria. (I Tesalonicenses 2, 12)

  • En cuanto a nosotros, hermanos -físicamente separados de ustedes por un tiempo, aunque no de corazón- sentimos un ardiente y vivísimo deseo de volver a verlos. (I Tesalonicenses 2, 17)

  • Pero ahora Timoteo acaba de regresar de allí con buenas noticias sobre la fe y el amor de ustedes, y él nos cuenta cómo nos recuerdan siempre con cariño y tienen el mismo deseo que nosotros de volver a vernos. (I Tesalonicenses 3, 6)

  • Así llevarán una vida digna a la vista de los paganos y no les faltará nada. (I Tesalonicenses 4, 12)

  • Les ordenamos, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que lleve una vida ociosa, contrariamente a la enseñanza que recibieron de nosotros. (II Tesalonicenses 3, 6)

  • saluda a Timoteo, su verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor. (I Timoteo 1, 2)

  • Si encontré misericordia, fue para que Jesucristo demostrara en mí toda su paciencia, poniéndome como ejemplo de los que van a creer en él para alcanzar la Vida eterna. (I Timoteo 1, 16)


“Quando te encontrares diante de Deus, na oração considera-te banhado na luz da verdade, fala-lhe se puderes, deixa simplesmente que te veja e não tenhas preocupação alguma”. São Padre Pio de Pietrelcina