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Judit se enteró de las amargas quejas que el pueblo, descorazonado por la falta de agua, había dirigido al jefe de la ciudad. También se enteró de la respuesta que les había dado Ozías, cuando juró entregar la ciudad a los asirios en el término de cinco días. (Judit 8, 9)
Mira que los asirios, colmados de poderío, se glorían de sus caballos y sus jinetes, se enorgullecen del vigor de sus soldados, confían en sus escudos y sus lanzas, en sus arcos y sus hondas, y no reconocen que tú eres el Señor, el que pone fin a las guerras. (Judit 9, 7)
Mientras caminaban a lo largo del valle, les salió al encuentro una avanzada de los asirios. (Judit 10, 11)
Entonces sacó la cabeza de la bolsa y la mostró, diciendo: "Aquí está la cabeza de Holofernes, el general en jefe de los ejércitos asirios, y este es el cortinado bajo el cual estaba tendido completamente ebrio. ¡El Señor lo ha matado por la mano de una mujer! (Judit 13, 15)
Después, cuando despunte el alba y se levante el sol sobre la tierra, cada uno de ustedes tomará sus armas de combate, y todos los que puedan hacerlo saldrán de la ciudad. Pónganles al frente un jefe como si fueran a descender a la llanura, hasta los puestos de avanzada de los asirios, pero no bajen. (Judit 14, 2)
Los asirios, al divisarlos, enviaron mensajeros a sus jefes; estos, a su vez, se dirigieron a los generales y capitanes y a todos sus oficiales. (Judit 14, 12)
hasta los asirios se aliaron con ellos y prestaron ayuda a los descendientes de Lot. Pausa (Salmos 83, 9)
hirió el campamento de los asirios y su Ángel los exterminó. (Eclesiástico 48, 21)
Aquel día, habrá un camino entre Egipto y Asiria: los asirios irán a Egipto, y los egipcios a Asiria; y Egipto rendirá culto junto con Asiria. (Isaías 19, 23)
El Ángel del Señor salió e hirió en el campamento de los Asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Y cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres, que estaban muertos. (Isaías 37, 36)
No satisfecha con esto, te prostituiste a los asirios; te prostituiste a ellos, y aún así no quedaste satisfecha. (Ezequiel 16, 28)
Oholá se prostituyó mientras me pertenecía: se enamoró perdidamente de sus amantes, de los asirios, guerreros (Ezequiel 23, 5)
