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  • Él había dicho a los ancianos de Israel: "Espérennos aquí, hasta nuestro regreso. Con ustedes quedarán Aarón y Jur: el que tenga algún pleito que se dirija a ellos". (Exodo 24, 14)

  • Aarón les respondió: "Quiten a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas, las argollas de oro que llevan prendidas a sus orejas, y tráiganlas aquí". (Exodo 32, 2)

  • se paró a la entrada del campamento y exclamó: "¡Los que están de parte del Señor, vengan aquí!". Todos los hijos de Leví se agruparon a su alrededor, (Exodo 32, 26)

  • El Señor dijo a Moisés: "Vete de aquí, tú y el pueblo que hiciste salir de Egipto, y sube al país que yo prometí con un juramento a Abra- ham, a Isaac y a Jacob, cuando les aseguré que daría esa tierra a sus descendientes. (Exodo 33, 1)

  • Moisés agregó: "Si no vienes personalmente, no nos hagas partir de aquí. (Exodo 33, 15)

  • Luego el Señor le dijo: "Aquí a mi lado tienes un lugar. Tu estarás de pie sobre la roca, (Exodo 33, 21)

  • -aquí el sacerdote deberá conjurar a la mujer con el juramento imprecatorio- que el Señor haga de ti un ejemplo de maldición e imprecación en medio de tu pueblo, volviéndote estéril e hinchando tu vientre. (Números 5, 21)

  • Moisés les respondió: "Quédense aquí, mientras yo voy a oír las instrucciones que me da el Señor respecto de ustedes". (Números 9, 8)

  • Perdona, por favor, la culpa de este pueblo según tu gran misericordia y como lo has venido tolerando desde Egipto hasta aquí". (Números 14, 19)

  • ¿Por qué trajeron a este desierto a la asamblea del Señor, para que muriéramos aquí, nosotros y nuestro ganado? (Números 20, 4)

  • Pero Edóm les respondió: "Ustedes no pasarán por aquí. Si lo hacen, saldré contra ustedes, espada en mano". (Números 20, 18)

  • y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!". (Números 21, 5)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina