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  • También había cantores, jefes de familias levíticas, que vivían en las habitaciones del templo, exentos de todo otro servicio, porque se ocupaban día y noche de su ministerio. (I Crónicas 9, 33)

  • En cuanto a los hijos de Aarón, a los sacerdotes que vivían en los campos suburbanos de sus respectivas ciudades, había para cada ciudad personas designadas expresamente, con el fin de repartir las provisiones a todos los varones de familia sacerdotal y a todos los levitas inscritos en el registro. (II Crónicas 31, 19)

  • Y cuando llegaban los judíos que vivían cerca de ellos, nos repetían insistentemente: "Van a atacarlos desde todos los lugares donde habitan". (Nehemías 4, 6)

  • Estos son los jefes de la provincia que se establecieron en Jerusalén, y en las otras ciudades de Judá. Así, todo Israel, los sacerdotes, los levitas, los empleados del Templo y los hijos de los servidores de Salomón, vivían en sus respectivas ciudades, cada uno en su propiedad. (Nehemías 11, 3)

  • En Jerusalén vivían hijos de Judá e hijos de Benjamín. De los hijos de Judá: Ataías, hijo de Uzías, hijo de Zacarías, hijo de Amarías, hijo de Sefatías, hijo de Mahalalel, de los descendientes de Peres; (Nehemías 11, 4)

  • El total de los descendientes de Peres que vivían en Jerusalén era de 468 hombres aguerridos. (Nehemías 11, 6)

  • El resto de los israelitas, de los sacerdotes y levitas vivían en todas las ciudades de Judá, cada uno en su propiedad. (Nehemías 11, 20)

  • Los hijos de Benjamín vivían en Gueba, Micmás, Aiá, Betel y sus poblados; (Nehemías 11, 31)

  • Todos estos vivían en tiempos de Ioiaquím, hijo de Josué, hijo de Josadac, y en tiempos del gobernador Nehemías y del sacerdote escriba Esdras. (Nehemías 12, 26)

  • Cuando se dedicaron las murallas de Jerusalén, se fue a buscar a los levitas de todos los sitios donde vivían para llevarlos a Jerusalén, a fin de celebrar alegremente esa dedicación, con cantos de acción de gracias y con música de címbalos, arpas y cítaras. (Nehemías 12, 27)

  • El tercer diezmo lo daba a los huérfanos, a las viudas y a los prosélitos que vivían con los israelitas: lo repartía cada tres años, y lo comíamos, siguiendo las prescripciones de la Ley de Moisés y las instrucciones de Débora, madre de nuestro antepasado Ananiel, porque mi padre había muerto, dejándome huérfano. (Tobías 1, 8)

  • Se unieron a él todos los habitantes de la región montañosa y los que vivían a lo largo del Éufrates, del Tigris y del Hidaspes y en las planicies de Arioc, rey de los elimeos. Y muchos pueblos se reunieron para combatir a los hijos de Jeleúd. (Judit 1, 6)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina