Trouvé 53 Résultats pour: Ungido

  • Hoy has visto con tus propios ojos que el Señor te puso en mis manos dentro de la cueva. Aquí se habló de matarte, pero yo tuve compasión de ti y dije: ‘No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor’. (I Samuel 24, 11)

  • Pero David replicó a Abisai: "¡No, no lo mates! ¿Quién podría atentar impunemente contra el ungido del Señor?". (I Samuel 26, 9)

  • ¡Líbreme el Señor de atentar contra su ungido! Ahora toma la lanza que está a su cabecera y el jarro de agua, y vámonos". (I Samuel 26, 11)

  • ¡No te has comportado nada bien! ¡Por la vida del Señor, ustedes merecen la muerte, porque no han custodiado a su señor, el ungido del Señor! ¡Fíjate ahora dónde está la lanza del rey y el jarro de agua que él tenía a su cabecera!". (I Samuel 26, 16)

  • El Señor le pagará a cada uno según su justicia y su lealtad. Porque hoy el Señor te entregó en mis manos, pero yo no quise atentar contra el ungido del Señor. (I Samuel 26, 23)

  • David le dijo: "¿Y cómo te has atrevido a extender tu mano para matar al ungido del Señor?". (II Samuel 1, 14)

  • mientras David decía: "Que tu sangre recaiga sobre tu cabeza, ya que tu misma boca atestiguó contra ti, cuando dijiste: ‘Yo he dado muerte al ungido del Señor’". (II Samuel 1, 16)

  • ¡Montañas de Gelboé, que no caiga sobre ustedes rocío ni lluvia, ni se cubran de campos fructíferos! Porque allí fue mancillado el escudo de los héroes, el escudo de Saúl, ungido no con aceite, sino con sangre de heridos y grasas de guerreros. (II Samuel 1, 21)

  • Manténganse firmes y sean valientes, ahora que ha muerto Saúl, su señor, y la casa de Judá me ha ungido a mí para que sea su rey". (II Samuel 2, 7)

  • Cuando los filisteos oyeron que habían ungido a David rey de Israel, subieron todos para atacarlo. David se enteró y bajó al refugio. (II Samuel 5, 17)

  • Pero Absalón, al que habíamos ungido para que fuera nuestro jefe, ha muerto en el combate. ¿Qué esperan entonces para traer de vuelta al rey?". (II Samuel 19, 11)

  • Entonces intervino Abisai, hijo de Seruiá, y dijo: "¿No va a morir Simei por haber maldecido al ungido del Señor?". (II Samuel 19, 22)


“Não nos preocupemos quando Deus põe à prova a nossa fidelidade. Confiemo-nos à Sua vontade; é o que podemos fazer. Deus nos libertará, consolará e enorajará.” São Padre Pio de Pietrelcina