Trouvé 34 Résultats pour: Secretario

  • Sadoc y Abiatar, hijo de Ajimélec, hijo de Ajitub, eran sacerdotes; Seraías, el secretario; (II Samuel 8, 17)

  • Seiá, el secretario; Sadoc y Abiatar, los sacerdotes. (II Samuel 20, 25)

  • Cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el secretario del rey subía con el sumo sacerdote a recoger y contar el dinero que se encontraba en la Casa del Señor. (II Reyes 12, 11)

  • Llamaron al rey, y Eliaquím, hijo de Jilquías, el mayordomo de palacio, salió a su encuentro, junto con Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el archivista. (II Reyes 18, 18)

  • Eliaquím, hijo de Jilquías, el mayordomo de palacio, Sebná, el secretario, y Joaj, hijo de Asaf, el archivista, se presentaron ante Ezequías con sus vestiduras desgarradas, y le informaron de las palabras del copero mayor. (II Reyes 18, 37)

  • Además, envió al mayordomo de palacio Eliaquím, al secretario Sebná y a los sacerdotes más ancianos, todos cubiertos de sayales, para decir al profeta Isaías, hijo de Amós: (II Reyes 19, 2)

  • El año decimoctavo de su reinado, el rey Josías envió al secretario Safán, hijo de Asalías, hijo de Mesulám, a la Casa del Señor, con este encargo: (II Reyes 22, 3)

  • El sumo sacerdote Jilquías dijo al secretario Safán: "He encontrado el libro de la Ley en la Casa del Señor". Jilquías entregó el libro a Safán, y este lo leyó. (II Reyes 22, 8)

  • Luego el secretario Safán se presentó ante el rey, y le informó, diciendo: "Tus servidores han volcado la plata que se encontraba en la Casa y se la entregaron a los que dirigen las obras, a los encargados de supervisar la Casa del Señor". (II Reyes 22, 9)

  • Luego el secretario Safán anunció al rey: "Jilquías, el sacerdote, me ha dado un libro". Y Safán lo leyó delante del rey. (II Reyes 22, 10)

  • y dio esta orden a Jilquías, el sacerdote, a Ajicám, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, a Safán, el secretario, y a Asaías, el servidor del rey: (II Reyes 22, 12)

  • En la ciudad apresó también a un eunuco, que estaba al frente de los hombres de guerra, a cinco hombres del servicio personal del rey que fueron sorprendidos en la ciudad, al secretario del jefe del ejército, encargado de enrolar al pueblo del país, y a sesenta hombres del pueblo que estaban dentro de la ciudad. (II Reyes 25, 19)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina