Trouvé 28 Résultats pour: Jirám

  • Sobre las planchas, las manijas y los paneles, Jirám grabó querubines, leones y palmeras, dondequiera había un espacio libre, con bajorrelieves alrededor. (I Reyes 7, 36)

  • Jirám hizo también las ollas, las palas y los aspersorios. Así terminó todo el trabajo que debía hacer para el rey Salomón en la Casa del Señor: (I Reyes 7, 40)

  • las ollas, las palas y los aspersorios. Todos esos objetos que hizo Jirám para el rey Salomón, en la Casa del Señor, eran de bronce bruñido. (I Reyes 7, 45)

  • Jirám, rey de Tiro, le proporcionó madera de cedro, madera de ciprés y oro a discreción. Por eso, al cabo de ese tiempo, Salomón cedió a Jirám veinte poblados en la región de Galilea. (I Reyes 9, 11)

  • Jirám salió de Tiro para ver los poblados que le había cedido Salomón. Y como no le gustaron, (I Reyes 9, 12)

  • Jirám había enviado al rey Salomón ciento veinte talentos de oro. (I Reyes 9, 14)

  • Jirám envió como tripulantes, junto con los servidores de Salomón, a algunos de sus súbditos, todos ellos marinos y buenos conocedores del mar. (I Reyes 9, 27)

  • La flota de Jirám, que había transportado el oro de Ofir, trajo también de allí madera de sándalo en gran cantidad y piedras preciosas. (I Reyes 10, 11)

  • Porque el rey tenía en el mar una flota mercante, junto con la flota de Jirám, y una vez cada tres años las naves llegaban cargadas de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. (I Reyes 10, 22)

  • Jirám, el rey de Tiro, envió a David mensajeros con maderas de cedro, albañiles y carpinteros, para edificarle una casa. (I Crónicas 14, 1)

  • Salomón mandó a decir a Jirám, rey de Tiro: "Haz conmigo lo mismo que hiciste con mi padre David, cuando le enviaste maderas de cedro para que se construyera una casa donde habitar. (II Crónicas 2, 2)

  • Jirám, rey de Tiro, respondió en una carta que envió al rey Salomón: "Por el amor que el Señor tiene a su pueblo te ha constituido rey sobre él". (II Crónicas 2, 10)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina