Trouvé 299 Résultats pour: Habitantes

  • lo vestiré con tu túnica, lo ceñiré con tu faja, pondré tus poderes en su mano, y él será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la casa de Judá. (Isaías 22, 21)

  • ¡Enmudezcan, habitantes de la costa, comerciantes de Sidón, cuyos emisarios atraviesan el mar, (Isaías 23, 2)

  • Emigren a Tarsis, giman, habitantes de la costa. (Isaías 23, 6)

  • Miren, el Señor arrasa la tierra y la deja desierta, trastorna su faz y dispersa a sus habitantes. (Isaías 24, 1)

  • Por eso la Maldición devora la tierra y sus habitantes soportan la pena; por eso se consumen los habitantes de la tierra y no quedan más que unos pocos. (Isaías 24, 6)

  • Mi alma te desea por la noche, y mi espíritu te busca de madrugada, porque cuando tus juicios se ejercen sobre la tierra, los habitantes del mundo aprenden la justicia. (Isaías 26, 9)

  • Hemos concebido, nos hemos retorcido, y no dimos a luz más que viento. ¡No hemos traído la salvación a la tierra, no le nacieron habitantes al mundo! (Isaías 26, 18)

  • Porque el Señor sale de su morada para pedir cuenta de su iniquidad a los habitantes de la tierra: la tierra pondrá al descubierto la sangre derramada y ya no cubrirá a sus muertos. (Isaías 26, 21)

  • Sus habitantes, con las manos caídas, están aterrorizados, avergonzados: son como el pasto de los campos y la gramilla verde, como la hierba de los techos o el grano agostado antes de madurar. (Isaías 37, 27)

  • Yo decía: Ya no contemplaré al Señor en la tierra de los vivientes; no veré más a los hombres entre los habitantes del mundo. (Isaías 38, 11)

  • Él está sentado sobre la cúpula de la tierra, donde los habitantes son como langostas. Él extiende los cielos como un tul, los despliega como una carpa para habitar en ellos. (Isaías 40, 22)

  • ¡Canten al Señor un canto nuevo, alábenlo desde los confines de la tierra; resuene el mar y todo lo que hay en él, las costas lejanas y sus habitantes! (Isaías 42, 10)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina