Trouvé 407 Résultats pour: templo judío

  • Hacia la mitad de la semana de la fiesta, Jesús subió al Templo y se puso a enseñar. (Evangelio según San Juan 7, 14)

  • Entonces Jesús dijo en voz muy alta mientras enseñaba en el Templo: «Ustedes dicen que me conocen. Ustedes saben de dónde vengo. Sepan que yo no he venido por mi propia cuenta: quien me envía es el Verdadero, y ustedes no lo conocen. (Evangelio según San Juan 7, 28)

  • Los fariseos se enteraron de los comentarios que hacía la gente sobre Jesús y, de acuerdo con los jefes de los sacerdotes, enviaron guardias del Templo para detenerlo. (Evangelio según San Juan 7, 32)

  • Cuando los guardias del Templo volvieron a donde los sacerdotes y los fariseos, les preguntaron: «¿Por qué no lo han traído?» (Evangelio según San Juan 7, 45)

  • Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles. (Evangelio según San Juan 8, 2)

  • Jesús dijo estas cosas en el lugar donde se reciben las ofrendas, cuando estaba enseñando en el Templo, pero nadie lo tomó preso, porque aún no había llegado su hora. (Evangelio según San Juan 8, 20)

  • Entonces tomaron piedras para lanzárselas, pero Jesús se ocultó y salió del Templo. (Evangelio según San Juan 8, 59)

  • Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo. (Evangelio según San Juan 10, 22)

  • Jesús se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón, (Evangelio según San Juan 10, 23)

  • Buscaban a Jesús y se decían unos a otros en el Templo: «¿Qué les parece? ¿Vendrá a la fiesta?» (Evangelio según San Juan 11, 56)

  • «Yo he hablado abiertamente al mundo. He enseñado constantemente en los lugares donde los judíos se reúnen, tanto en las sinagogas como en el Templo, y no he enseñado nada en secreto. (Evangelio según San Juan 18, 20)

  • Pilato respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los jefes de los sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» (Evangelio según San Juan 18, 35)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina